La alimentación macrobiótica tiene su origen en las tradiciones orientales y su esencia es seguir una dieta que respeta el entorno natural, de manera que puedas tener un buen estado de salud, encontrar el equilibrio mente, cuerpo y alma y mejorar tu calidad de vida. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo este post de Supernat! Te contamos en qué consiste la dieta macrobiótica.
Qué es la dieta macrobiótica
La dieta macrobiótica, creada por el filósofo japonés George Ohsawa, está enfocada en seleccionar alimentos según necesidades para lograr el equilibrio perfecto de cuerpo, mente y alma. Ohsawa sostenía que la armonía interna se logra al seguir las leyes naturales en nuestra forma de comer, eligiendo los alimentos y el modo de cocinarlos para alcanzar este equilibrio.
Una de las bases de la macrobiótica es el principio de equilibrio entre el Yin y el Yang. ¿Sabes qué son? Se trata de conceptos de la filosofía taoísta que representan la dualidad de fuerzas opuestas y complementarias que existen en el universo. Algunos ejemplos de estas fuerzas pueden ser: el día y la noche, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, etc.
Si esta filosofía la trasladamos a la alimentación, nos puede servir para comprender qué alimentos son mejores para nosotros en cada momento, o dicho de otra manera, qué alimentos nos relajan, nos enfrían, no hacen entrar en calor, nos activan, etc.
Este estilo de dieta no es estático, se pueden encontrar niveles distintos en los que la persona, a través del autoconocimiento, puede avanzar y ajustar su alimentación según sus necesidades.
Qué se come en una dieta macrobiótica
Una alimentación macrobiótica se fundamenta en la idea de que todo lo que se come tenga una energía neutra, no extrema. En esta categoría se encuentran los vegetales y los cereales como alimentos base, junto con frutos secos, legumbres, frutas estacionales, semillas, setas, algas y fermentados.
La carne, los embutidos, el alcohol, los azúcares, los aditivos, los huevos, los fritos, los huevos, las especias picantes y los alimentos procesados no son recomendables en esta dieta o solo se podrían consumir de manera ocasional, dependiendo de lo restrictiva que sea.
Podemos encontrar distintos tipos estadios de alimentación macrobiótica, desde las que disminuyen el consumo de alimentos de origen animal hasta las que restringen totalmente estos productos. También hay enfoques más estrictos donde solo se consume agua, cereales y algunas verduras o frutas.
Beneficios de la dieta macrobiótica

La dieta macrobiótica puede cubrir las necesidades nutricionales de cada persona, pero es importante tener en cuenta que las versiones más estrictas pueden carecer de nutrientes esenciales como proteínas, calcio, hierro, vitaminas B12 y D, y las vitaminas del complejo B. Sin embargo, si se sigue una dieta macrobiótica bien planificada con la orientación de un profesional, puede ser una opción saludable a pesar de la restricción de alimentos como la carne roja y los productos lácteos.
- Facilita la pérdida de peso: limita las calorías y elimina grasas y azúcares procesados, lo que puede ayudar a perder peso.
- Aporta energía: gracias a su alto contenido de cereales, proporciona carbohidratos esenciales para el organismo.
- Regula los niveles de azúcar: los alimentos que componen esta dieta ayudan a mantener un nivel estable de glucosa en sangre.
- Mejora el tránsito intestinal: su alto contenido en fibra puede mejorar la digestión.
En conclusión, la dieta macrobiótica es una práctica alimentaria que busca equilibrar el cuerpo, la mente y el alma a través de la selección consciente de alimentos según principios naturales. Al integrar la filosofía del Yin y el Yang en la alimentación, promueve una forma de comer que busca la armonía y el bienestar general.